Enseguida obligó a sus discípulos a que se embarcaran y lo precedieran a la otra orilla, a Betsaida,
mientras él despedía a la gente. 46Después de esto, subió al monte a orar. 47Anochecía y la barca
estaba en medio del lago y él a solas en la costa. 48Viéndolos fatigados de remar, porque tenían
viento contrario, hacia la madrugada se acercó a ellos caminando sobre el agua, intentando adelantarlos.
49Al verlo caminar sobre el lago, creyeron que era un fantasma y gritaron, 50porque todos
lo habían visto y estaban espantados. Pero él inmediatamente les habló y les dijo: ¡Anímense! Soy
yo, no teman. 51Subió a la barca con ellos y el viento cesó. Ellos estaban absolutamente pasmados;
52ya que no habían entendido lo de los panes, pues tenían la mente cerrada.